martes, 6 de octubre de 2009

LOS CAZADORES :.... ESOS GRANDES CONSERVACIONISTAS


Suenan ya tambores de guerra, cazadores preparándose para salir al monte a cobrarse la primera pieza de la temporada y también llegan los artículos referentes reconociéndose ellos mismos como los auténticos conservacionistas y gestores de la fauna.
Leyendo este artículo da la impresión que los ecologistas son urbanitas, indocumentados y hasta con un nivel económico muy alto. Que cosas hay que leer.
Da a entender este hombre que en el campo se les respeta mucho, no se si lo dice por que llevan el rifle ó la escopeta montada y entonces no hay nadie que les tosa.
En un país pequeño como el nuestro donde no hay lugares salvajes y donde la fauna que existe llamemos "humanizada" la presencia del cazador puede que sea inevitable para controlar la explosión de alguna especie, pero pensar que "todo el monte es orégano " va un abismo.
Ese título que se han puesto de "verdaderos conservacionistas" pues hombre, nada más tenéis que ver los titulares de las siguientes noticias que he puesto más abajo y que se han producido en este verano " y son cazadores" . Desde luego lo que nada tiene que ver son los ecologistas urbanitas ó no urbanitas.
Me faltaba un titular de hace pocos días, (no lo pude encontrar) donde un alcalde del Bierzo denunciaba que el incendio sufrido en su municipio se debía a intereses cinegéticos.
Lo que tampoco voy a hacer es generalizar, puede que haya algún cazador respetuoso, conservacionista y que tal vez tenga un aire romántico como el protagonista de la novela " Diario de un cazador " de Miguel Delíbes.
Muchas veces es mejor no decir nada y mirarse primero el ombligo.


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ARTICULO DE OPINIÓN APARECIDO EN EL PERIÓDICO " LA NUEVA ESPAÑA"

RAFA GONZÁLEZ DIRECTOR DE ORBAYU NATURALEZA Se inicia una nueva temporada de caza y todos opinan del papel que esta desempeña en los tiempos actuales en una sociedad cada día más urbanita y alejada del mundo rural.

En los últimos años esa sociedad urbanita, que siempre ha defendido a capa y espada la vida de los animales sin ningún razonamiento más que el sentimental, sin preocuparse de los problemas que originaban en las zonas rurales y sin tratar de entender que en el campo tienen que convivir especies salvajes y el hombre, y que la mejor forma de convivir es regulando las dinámicas poblacionales de esas especies, jabalíes, corzos, osos o lobos.

Defender a ultranza esas especies es tan nefasto como masacrarlas, pero, claro, es fácil ser ecologista sentado en una terraza de la calle Uría tomándose una caña, sin tener que padecer los ataques del lobo al ganado, sin que los jabalíes te arruinen la cosecha del año, el oso te destroce las colmenas o el corzo te deje inservibles los árboles frutales.

El problema no afectaba a los urbanitas y, así, mientras la figura del cazador deportivo es respetada en el campo, en la ciudad es repudiada.

Pero, claro, todo llega, y ante la prohibición de cazar en algunas zonas, mal llamadas de seguridad, por su proximidad a las ciudades, las poblaciones de jabalíes se han disparado y muchos de esos urbanitas que tanto defendían a los animales, que tan poco les importaban los problemas de las zonas rurales y que veían a los cazadores como unos vulgares «asesinos» ahora reclaman que se haga algo para controlar a los jabalíes, que les destrozan el jardín del chalé o el campo de golf, por supuesto para ellos mucho mas importante que la cosecha de maíz, fabas o patatas.

Y así entramos en una nueva temporada de caza, donde las poblaciones se mantienen en general estables y ni abundan tanto los jabalíes como algunos dicen ni escasean tanto como dicen otros. La caza en Asturias está perfectamente regulada y el modelo de gestión actual es de los menos malos, desde luego que es mejorable, sobre todo para las sociedades de cazadores, que son las encargadas de afrontar una serie de gastos derivados de daños a la agricultura, accidentes causados por la fauna y demás, pagando en muchos casos en función a unos parámetros de tasación que no tienen nada que ver con la realidad y en muchos casos al agricultor le es más rentable que el jabalí le destroce la cosecha que sacarla adelante.

La ordenación de todos los recursos naturales renovables, entre los que se encuentran la caza y la pesca, busca alcanzar el objetivo principal en toda actuación forestal, producir conservando y mejorando.

Dicho objetivo se alcanza mediante una correcta programación y aplicación de todas las actuaciones del hombre en el lugar y en el momento adecuados. El manejo de la caza, considerado como la suma de la ordenación cinegética y la gestión realmente aplicada, reúne una serie de características que son comunes con el resto de recursos renovables.

Tenemos que recordar que la ordenación en muchos casos no puede suplir a la normativa legal general, órdenes de vedas, acuerdos internacionales sobre caza y conservación de las especies, etcétera. Así, las administraciones públicas tienen siempre una importante responsabilidad en la que la caza y la conservación de un proyecto de ordenación cinegética quedan de esta forma limitadas y enmarcadas por una planificación de nivel superior. No puede hacer cada uno lo que quiera en el terreno que gestiona.

Por ello es de suma importancia conjugar con criterio caza y sostenibilidad, y es obvio que esto se consigue buscando el justo equilibrio entre caza y campo, ambos deben ir de la mano.

No existe en la actualidad mejor herramienta para regular las poblaciones de animales salvajes que la caza, y la caza tiene muchos aspectos positivos a pesar de que muchos prefieren no profundizar en los mismos y seguir dando una imagen de nuestra actividad que nada tiene que ver con la realidad.

La caza bien entendida no es muerte, sino vida. Nos empeñamos en aplicar la ley del péndulo y pasamos del todo a la nada y de la nada al todo con demasiada facilidad, preferimos las lecturas superficiales de los problemas que abordarlos en profundidad, ni antes los jabalíes eran unos animalitos indefensos ni ahora una plaga que amenaza a la sociedad urbanita.

La vida en el campo está llena de episodios crueles, el lobo come a la oveja, el oso llega a matar a sus propias crías para propiciar el celo de la hembra, el zorro mata y se come los pollos de perdiz, y así sucesivamente.

Desgraciadamente no vivimos en el entorno irreal que algunos se empeñan en vendernos, la vida es así, aunque no nos guste.

Seguro que todos amamos la naturaleza, pero está permitido discrepar en lo que a su utilización se refiere, y la caza es una actividad tan respetable como cualquier otra.

Denuncian en Orallo a cuatro furtivos por cazar un rebeco

Los cazadores son vecinos de Villablino y León y abatieron a la hembra en el Parque Natural de Somiedo, en Asturias

17/06/2009 | león

Denuncian a un furtivo por abatir un corzo en Laciana

El cazador, vecino de Villablino, fue sorprendido cuando abatía al animal de dos disparos

19/09/2009 vanessa araujo | villablino

5 comentarios:

Anónimo dijo...

hola soy de orallo y te encontre por casualidad, me gusta tu blog, un saludo

Alto Sil dijo...

El problema de base es que el hombre se considera juez y amo del planeta Tierra, con derecho a exterminar lo que le molesta. El jabalí puede arruinar las huertas o destrozar los prados que se miman durante meses para que luego paste el ganado; el oso puede matar alguna oveja, despeñar alguna vaca, entrar a saco en un maizal o destruir un colmenar; del lobo ya no hablo; pero el hombre abre autovías y carreteras en zonas de paso de animales, vallándoles el acceso (lógico, por otro lado, para evitar accidentes) seccionando sus territorios y obligándoles a buscar a la desesperada un hueco por donde cruzar, eso cuando no aislan definitivamente poblaciones de animales. El animal mata y destruye para comer, pero eso le condena a muerte si con ello ha molestado al hombre. El hombre puede matar cuantos animales quiera, simplemente por el placer de apretar el gatillo, sin que ello sea por la necesidad de comer (es lo que ahora se llama caza deportiva). El hombre edifica donde le place, como en la India, que el exceso de población obliga a los campesinos a roturar tierras y construir cabañas en sendas de elefantes, a los que luego matan a tiros cuando éstos embisten todas las construcciones humanas que encuentran en caminos que recorrieron toda su vida. Cuando esos mismos indios mueren devorados por los tigres que no han salido de sus territorios, sino que simplemente han sido los humanos los que han ido arrancándole cada vez más espacio, el tigre debe ser exterminado. Cuando un mosquito nos pica, se le mata. Cuando un caracol nos come las lechugas, se le pone veneno. Mucha gente aún mata una culebra en cuanto la ve, simplemente 'porque es un bicho', sea venenosa o no.

Ese egocentrismo y arrogancia vital del ser humano como especie que juega a ser Dios, justifica absolutamente todo lo que hace. Como dice el articulista, la naturaleza es cruel, sí, pero es la crueldad natural del que mata para comer, no la crueldad gratuita del que mata (nosotros) por diversión o cuando un animal nos estorba.

Gonzalo de Suárez dijo...

Yo mismo fuí cazador, y coincido plenamente con vosotros, y nó considero la caza como deporte para nada, lo que hay hoy es mucho escoptero,que mata por placer,hoy dia hay magníficas instalaciones para pegar tiros, sin hacer daño a nadie, que se llaman (campos de tiro)

Suso dijo...

La guardería del principado también tiene armas, cuando hubo que matar lobos lo hicieron los mismos guardas, es decir que los cazadores(como caza deportiva) no serian necesarios, la misma guardería se encargaría de controlar las sobrepoblaciones de esas especies.
Últimamente los pescadores también parecen haberse adueñado de los rios, plantean la eliminación de cormoranes, garzas y otros habitantes del rio en su beneficio, lo peor es que salen mucho en prensa y la opnión pública da por hecho que el problema es el esceso de estas especies.
Como bien dice -alto sil- esa actitud ante la naturaleza de prepotencia y desinterés indica una falta importante de educación ambiental en este pais.

Noelia dijo...

Buf! el artículo no tiene desperdicio, el tipo estaba "sembraó" cuando lo escribió. La mejor frase dice: "la vida es así"...en fin...

¡Cuánto queda por hacer!

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